Nietzsche, Humano, demasiado humano.
Cuando nos trasformamos radicalmente, nuestros amigos, los que no se han trasformado, se convierten en los fantasmas de nuestro propio pasado; su voz resuena en nuestros oídos como si viniera de la región de las sombras, como si nos oyésemos a nosotros mismos, más jóvenes, pero más duros y menos maduros.
Muy cierto, miras a tu alrededor y descubres que solo estas tu que las decisiones las tomas solo porque las opiniones de tus amigos ya te parecen irrelevantes.
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