Donde comen los romanos

"Trust me”, les dijo el camarero. Y ellos se fiaron. De acuerdo, no había una carta. Pero seguramente él sabría aconsejarles bien. Así que, sentados en el restaurante Passetto, dos japoneses se concedieron el lujo de un almuerzo a base de pescado al lado de la plaza Navona. Desde luego, una buena manera de celebrar una escapada romántica a Roma. Hasta que apareció la cuenta. Y se acabaron las razones para festejar. 695 euros, incluidos 115,50 de propina decidida por el restaurante.

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