La tragedia griega

Pero esa Grecia no eran unos cuantos individuos sino toda una cultura de diálogo, lucidez, pedagogía, asombrosa libertad de pensamiento, ciudadanos activos de imaginación desbordante, arquitectos, matemáticos, mercaderes, finos artesanos, artistas, la política aliada con el pensamiento y con la estética, una sociedad donde hasta esclavos como Esopo y Diógenes fueron sabios filósofos, y donde no se sabe qué era más admirable, si el conjunto de los ciudadanos o cada uno de ellos.

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