Sócrates: la derrota, la victoria
El hombre a punto de ingerir el veneno que le han triturado en una copa es un hombre enfrentado a su final. Pero Sócrates no es exactamente un hombre desesperado. Aun cuando sabe que tras ingerir el veneno la muerte le sobrevendrá en pocos minutos, algo en él se mantiene invicto. No se entrega a la desesperación. Persiste ante lo inminente como si morir tuviese un sentido distinto al que experimentan quienes le rodean.
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