Las lágrimas de la credibilidad

La ministra no quiso llorar, pero lloró. Y sus lágrimas no buscadas, su gesto sincero de dolor, trazaron una frontera entre un antes y un después. Antes de las lágrimas de la ministra Elsa Fornero tal vez los italianos –como los españoles, como los franceses— no eran del todo conscientes de que, para salir de la crisis, será necesario hacer sacrificios.

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