
Las autoridades japoneses siguen en situación de máxima alerta, pendientes de la situación de la central nuclear de Fukushima I y de los efectos del devastador terremoto y el posterior tsunami del pasado viernes. Para el primer ministro, Naoto Kan, el país vive "la crisis más grave desde la II Guerra Mundial" y ha instado a sus ciudadanos a "construir un nuevo Japón".
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